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​Cristina Garde: “Poco a poco nosotras podemos ir cambiando cosas si estamos juntas, si estamos todas”

Ella es mujer, periodista y diseñadora gráfica, todo ello a la vez, pero también por separado, compaginando todo lo que conlleva ser las tres cosas.

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Cristina Garde abre la puerta de un pequeño despacho situado en La MIRA, donde ella es una de las periodistas colaboradoras, y donde la entrevista tiene lugar, para más comodidad de la entrevistada, ya que se trata de su lugar y horario de trabajo. Pone dos vasos de agua sobre la mesa, se sienta, y se muestra preparada para empezar.

La discriminación entre hombres y mujeres en el periodismo es algo cada vez más frecuente, más consciente, más veraz, “es una situación que se da, muchas veces no es el medio en concreto, es el entorno”, un entorno en qué las profesiones como el periodismo, siempre han recaído en manos de los hombres, y ahora aún sigue siendo así. Para Cristina, lo que sufren las mujeres muchas veces “son intimidaciones, y después se mezcla también con un sistema de poderes, con unas jerarquías, porque tú eres la que acaba de llegar, y eres joven y mujer, y ellos tienen cargos y son importantes en la redacción”.

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Garde durante su, aún joven, trayectoria profesional, ha trabajado en diferentes medios, como El País, El Periódico y Nació Digital. De ellos nos podría contar muchas anécdotas y experiencias, buenas y malas, pero el ser mujer ha condicionado que este tipo de anécdotas sigan un camino en concreto. “Por ejemplo, en El País (…) el jefe de mi sección se prejubiló y quedó un vacío, y era evidente que la única persona que en esa sección estaba preparada porque había hecho periodismo era yo y puede que otra compañera. Pero a nosotras no nos dieron la oportunidad, ni el cargo, se lo dieron a tres hombres que llevaban muchos más años allí”. Pero como ya ha dicho Cristina Garde, no se trata del medio en sí, se trata de una realidad en donde el cambio es muy difícil, ya que, para ello, los hombres “tienen que hacer una reflexión profunda sobre el papel que juegan como cómplices de un sistema que es patriarcal, entonces hasta que ellos no acepten esto, no acepten que tienen unos privilegios por el hecho de ser hombres, no habrá posibilidad de cambio”.

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Cristina estudió en la UAB (Universitat Autònoma de Barcelona), y después entró como becaria en el periódico de tirada nacional, El País, donde experimentó la desigualdad entre hombres y mujeres, pero no sólo eso, también entre jóvenes y adultos/mayores, y entre recién llegados y antiguos. “En este caso pues, por ejemplo, fue el jefe de fotografía, que cada año se dedicaba a las chicas que venían de becarias a hacer las prácticas, a invitarlas a comer, y entonces claro, yo tonta que era, pues le dijimos que sí, y al final me quedé yo sola, porque la compañera dijo que no”. Garde se quedó sola comiendo con el jefe de una sección que nada tenía que ver con la suya, por miedo a la autoridad, por inocencia, pero, sobre todo, por coacción y presión social, en un entorno contaminado de estas ideas discriminatorias. “Bueno yo tuve que ir a comer con un señor que no conocía de nada, mayor que yo y que tenía cierto peso dentro de la redacción, sola. Además después tuvimos que ir juntos a la redacción”. La desigualdad y discriminación en este caso, no solo se puede apreciar en el hecho de que un hombre mayor se dedicase cada año a invitar a las nuevas chicas becarias, sino que, además, luego fardaba con los otros compañeros hombres de trabajo; “era extraño, porque claro, luego él todo esto lo lucía”.

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Aún así, nada de esto ha impedido que Garde se licenciase en dos carreras, Periodismo y Diseño Gráfico, y que, además, dé charlas sobre la cuestión de las mujeres en el mundo de esta profesión, como la que dio en la UAB, y en la que intentó transmitir “empatía y proximidad, que hubiese alguna cosa que yo explicase que de alguna manera pudiese conectar con las personas que estaban de público. Y no sé, intenté también citar un montón de referentes mujeres periodistas, porque consideraba que, sino, podía quedar todo como super mega negativo”. En esa charla, además, hablando sobre sus experiencias en el mundo profesional siendo mujer, e intercambiando opiniones con otras ponentes mujeres, quiso revindicar “que poco a poco nosotras podemos ir cambiando cosas si estamos juntas, si estamos todas”.

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Garde también ha estado en Bruselas como corresponsal para la ACN (Agència Catalana de Notícies) para cubrir las elecciones europeas. Allí pudo ver como la desigualdad era bastante similar, aunque “todas las mujeres llevaban tacones, pero muchas además iban con las bambas y cuando tenían que entrar en el edificio de la Comisión o del Parlamento, sacaban los zapatos de tacón, se sacaban las bambas y tenían que entrar con los zapatos”, es decir que las mujeres, en Bruselas, están obligadas, en cierto modo, a llevar tacones.

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Esta desigualdad entre hombres y mujeres es diferente según el país, pero también según la profesión. “Hay más discriminación en el ámbito del periodismo que en el de diseño gráfico”, esto no tiene otra explicación que “el diseño gráfico es un ámbito creativo, y puede que a las mujeres se nos ha dejado, durante un tiempo, en realidad muchos años, que cosas como artes y diseño las pudiésemos hacer, porque se consideraba que no era relevante”, en cambio, si nos fijamos en el periodismo, podemos ver que se trata de “una profesión bastante dura”, considerada de hombres.

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Cristina Garde sigue sentada, un poco colorada, ya que afirma que es la primera entrevista de carácter que jamás le habían hecho. La última pregunta: Qué mensaje transmitiría a las estudiantes de periodismo. Media sonrisa se dibuja en su cara y responde “les diría que fuesen fuertes”.

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#mujeres #periodismo #desigualdad

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Miriam Triay Florit

“Son intimidaciones, y después se mezcla también con un sistema de poderes”.

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Alegre y fuerte, en un mundo y una profesión que, por ser mujer, no se lo pone fácil. El fotógrafo es Jordi Borràs, se la hizo para la web de La MIRA.

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